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El Arzobispo Aymond pronunció la siguiente homilía el 22 de enero, en un servicio de las Vísperas Solemnes para sacerdotes en la Catedral de Cristo Rey en Atlanta, la noche antes de que el obispo electo John Tran, ex párroco de la parroquia Mary Queen of Peace en Mandeville, fuera ordenado como obispo auxiliar de Atlanta.
Arzopispo Gregory M. Aymond
Nosotros, en esta noche reflexionaremos brevemente sobre Jesús, quien llamó a los primeros apóstoles, y también,veremos el consejo de algunos de los apóstoles cuando asumieron el papel de pastores.
Mis Hermanos, esperamos que estas reflexiones nos ayuden a comprender y apreciar mejor el ministerio del obispo,y permitan al obispo electo John Tran, abrir su corazón al Espíritu de Dios, quien lo ungirá para ser el sucesor de los apóstoles.
Para hacer esto, primero debemos reflexionar sobre Jesús, quien se llamó a sí mismo el Buen Pastor. El obispo refleja a Jesús, que es el Buen Pastor mientras lleva el bastón de pastor. Mientras lleva el bastón, se nos recuerda que, es un líder servidor del pueblo
de Dios, alimentando al rebaño, buscando a los perdidos, llamándolos a la unidad.
Y, como Jesús, se nos recuerda que, viene a servir y no a ser servido.
Nosotros miramos también a Pedro el Apóstol, y el gran pastor, quien da consejos sobre cómo llevar a cabo este ministerio, a aquellos que compartían el rol de pastoreo de la Iglesia primitiva. Y les dice a esos primeros pastores: “El rebaño de Dios, está en medio de vosotros. Dale un cuidado de pastor. Velad por ella de buen grado, no por coacción ni por provecho propio, sino con generosidad y humildad”.
Pedro continúa diciendo: “Sed un ejemplo para el rebaño, sin enseñorearse de ellos, sin enseñorearse de ninguno de los que están asignados a ustedes. Se humilde.”
San Gregorio Magno fue un líder fuerte y un buen pastor. Aunque llamado a guiar a otros, es consciente de su propia debilidad y pecado, y dice: “Yo mismo, no siempre vivo de acuerdo con mi propia predicación. A pesar de mi debilidad y mi pecado, Dios me dará lo que necesito para guiar a su pueblo, y llegaré a conocer la misericordia de Dios. … Continuar la conversión de los corazones”.
San Agustín nos dice que, como obispo, no está separado de su pueblo, sino, uno con ellos en la fe. Y él dice: “Para ti, yo soy un obispo. Contigo, soy un discípulo de Jesús”.
San Agustín se ve a sí mismo primero, como un discípulo que necesita ser fortalecido por su compromiso bautismal. Pero su ministerio a su pueblo como obispo, es guiarlos, servirlos, para que puedan crecer más cerca de Cristo, y que él mismo haga de Cristo, el pastor presente para todos.
Recientemente, el Papa Francisco dijo: “Hoy necesitamos obispos que sean capaces de caminar con la gente. Deben hacer más que escuchar, y salir al encuentro de los pobres, los vulnerables y los desamparados; ir a los marginados de la sociedad, donde la gente está perdida … El título de obispo es uno de servicio, no por tu honor o para separarte de tu gente.”
Al obispo electo John, como sucesor de los apóstoles, mucho se te confía, hermano mío, y mucho se te pide. Podéis cumplir el ministerio que os será dado mañana, permaneciendo cerca de Jesús, quien es el Buen Pastor, que os llama a ser pastores de los demás.
Como tú lo sigues, John, puedes guiar a otros; pero sólo siguiendo al Buen Pastor, podrás conducir a los demás.
Como todos los obispos, el obispo electo John, viene con su propia historia de vida. Como sabemos, nació en Vietnam. Él y su familia abandonaron Vietnam, y recibieron el estatus de refugiados después de la guerra. Se instaló en Nueva Orleáns y, desde Nueva Orleáns, se fue a otros lugares, donde asistió a la escuela, y disfrutó de su educación. Cuando era joven, conoció y discernió el llamado de Dios al sacerdocio, y fue ordenado por el arzobispo Schulte en 1992.
Mis amigos, nos reunimos esta noche para agradecer al obispo electo John, por ser un sacerdote muy dedicado, por ser un hombre humilde, y por asumir el liderazgo en la arquidiócesis, especialmente entre sus compañeros sacerdotes, sirviendo como presidente del Consejo del Presbiterio, y sirviendo también, de tantas maneras diferentes, al bienestar de sus hermanos.
Ahora, Dios lo llama para servir como obispo auxiliar en la Arquidiócesis de Atlanta. Nosotros en la Arquidiócesis de Nueva Orleáns hemos sido bendecidos por su ministerio durante tres décadas, y por esto, estamos agradecidos a Dios, y al obispo electo John.
Mis amigos, lo compartimos a él con ustedes. Te lo traemos, un hombre humilde, un buen sacerdote, un líder dedicado.
Y, pueden estar seguros que, de una manera muy amorosa, él usará sus dones, y será un buen pastor.
John, te extrañaremos, pero sabemos que tu ministerio aquí, será de bendición para muchos.
Las preguntas para el arzobispo Aymond pueden ser enviadas a: [email protected].