A platform that encourages healthy conversation, spiritual support, growth and fellowship
NOLACatholic Parenting Podcast
A natural progression of our weekly column in the Clarion Herald and blog
The best in Catholic news and inspiration - wherever you are!
Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald
La gente de la Arquidiócesis de Nueva Orleáns, se está recuperando de dos tragedias que ocurrieron en las últimas dos semanas: los asesinatos del Padre Otis Young y la asociada pastoral de larga data Ruth Prats, y la muerte accidental del Padre Jimmy Jeanfreau.
¿Cómo puede dar sentido a estos horribles eventos?
Ambas situaciones son tragedias inimaginables. La gente de la parroquia de St. Peter en Covington, y toda la arquidiócesis, están sufriendo por los asesinatos del padre Otis y Ruth. El Padre Otis sirvió durante 10 años como párroco de St. Peter, y era alguien a quien amaban genuinamente por su dedicación y su ética de trabajo. Nunca dejó de servir a su gente, incluso, cuando sufrió un derrame cerebral en 2020. Fue increíble ver cómo luchó durante su rehabilitación, para volverse lo suficientemente fuerte como para volver a celebrar Misa, a pesar de que necesitaba la ayuda de un andador. Me dijo cuando tuvo el derrame cerebral que, no quería jubilarse de inmediato, porque quería seguir sirviendo a la gente, y también, quería ver de lo que era capaz como sacerdote, cuando se jubilara.
Probablemente tres décadas, Ruth fue una verdadera líder servidora en St. Peter. Dirigió el programa RICA, y fue responsable de atraer a cientos de personas a la Iglesia en la Vigilia Pascual, a lo largo de los años. Ella, también, tenía un gran corazón para los pobres y marginados. Pude ir a St. Peter el fin de semana pasado, para celebrar las Misas, y la gente está dolida. Extiendo mi apoyo en oración al clero, religiosos y laicos de la arquidiócesis, a la comunidad de Covington y, en particular, a los feligreses de la parroquia de St. Peter. También, quiero extender mi gratitud y oraciones al personal encargado de hacer cumplir la ley, al forense, y a todas las autoridades que trabajaron con tanto cuidado y minuciosidad, en estas circunstancias tan difíciles.
¿Cuándo se enteró de lo del Padre Jimmy?
Iba camino a celebrar la Misa fúnebre de mi compañero de seminario, el padre Paul Desrosiers, cuando supe que el Padre Jimmy, había muerto en un accidente en su taller de carpintería, en los terrenos de la parroquia de la Inmaculada Concepción, en Marrero. Fui a la parroquia esa noche, y dirigí un servicio de oración. La gente está realmente herida.
¿Cómo puede darle sentido a todo esto y, tal vez ayudar a las personas a superarlo?
Son dos situaciones muy diferentes. Asesinar o quitarle la vida a alguien, nunca es la voluntad de Dios. Eso es algo muy serio. Estamos llamados a llorar y sentir ira, y estar indignados, y tener cualquier otro sentimiento que tengamos en este momento. Pero, también, estamos llamados, en algún momento, a perdonar. Jesús dijo que, no es ojo por ojo ni diente por diente, sino reconciliación. Ya he oído hablar de la pena de muerte para el perpetrador. Como Católicos y cristianos, rezamos por nuestros enemigos. Oramos por aquellos que no respetan la vida humana. La forma en que murieron el Padre Otis y Ruth, nos permite sentir una sensación de pérdida, ira e indignación. Pero al mismo tiempo, tenemos que traer eso al Señor. Algunas personas me han preguntado, dónde estaba Jesús cuando todo esto estaba pasando. Y, creo que lo sé. Jesús estaba presente, y estaba llorando.
La muerte accidental del Padre Jimmy, también, fue mpactante.
Lo es. Estaba haciendo lo que le gusta hacer: construir muebles, y trabajar la madera. No sabemos exactamente qué pasó, pero sí sabemos que el accidente le quitó la vida. Según me contaron, su familia y varios feligreses, murió haciendo lo que amaba hacer. Pero mientras hablaba con la gente en el servicio de oración, les dije que había algo que el Padre Jimmy amaba mucho más que trabajar la madera, y ese era el Señor Jesús, y el pueblo de Dios, no solo en la Inmaculada Concepción, sino también, en todas las demás parroquias, donde él ha servido. También, fue jefe de nuestras Obras Misionales Pontificias, y tenía un corazón profundo por el trabajo misionero de la Iglesia. Trajo ese sentido de la Iglesia universal, a todos los que encontró, especialmente a los escolares.
También, es evidente cuánto le duele personalmente.
Lo estoy. Sabemos que, estos dos hombres son ejemplos de lo que significa ser un sacerdote dedicado. Es una pérdida muy personal para mí, para la familia y los feligreses de cada uno de los sacerdotes, así como para quienes amaban a Ruth Prats. Es una pérdida para todos nosotros. Debemos orar por el consuelo de Dios, y por su gracia, para ser personas de esperanza en Cristo Resucitado.
Las preguntas para el Arzobispo Aymond, pueden enviarse a: [email protected].