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Estamos en medio de una de las épocas más importantes del año para la Arquidiócesis de Nueva Orleáns: la ordenación de hombres al diaconado de transición y, al sacerdocio. Ordenó a cuatro hombres como diáconos de transición para la arquidiócesis el sábado pasado, y el sábado 5 de junio, ordenará a cinco nuevos sacerdotes. ¿Qué tan emocionado está?
Somos muy bendecidos en la arquidiócesis por tener hombres que están dispuestos a ingresar al seminario, y participar en un discernimiento serio, para examinar si son o no, llamados por Dios para servir como sacerdotes. Tengo que ofrecer grandes elogios, en primer lugar, a nuestra facultad y personal en el Seminario de Notre Dame, y el Seminario de St. Joseph's Seminary College, por los programas de formación muy sólidos, que ofrecen a los hombres que disciernen el llamado de Dios al sacerdocio. Ayudan a formarlos en los caminos del Espíritu, para que puedan conocer el llamado de Dios. En nuestra teología Católica, una persona que se presenta y, dice que está llamada al sacerdocio, es solo una dimensión del proceso de formación. La facultad del seminario, debe poder reconocer los dones de la persona y, confirmar el llamado que la persona cree que tiene de Dios. Esa evaluación vocacional va al obispo, que trabaja en colaboración con los seminarios, para que alguien sea llamado al orden sagrado. No es suficiente que un hombre diga: "Creo que Dios me está llamando a ser sacerdote". Tiene que pasar cuidadosamente, por al menos, seis años de formación, para que la facultad y otros formadores reconozca el llamado, y luego lo presente al arzobispo.
Los hombres ordenados, tienen diferentes orígenes, culturas y viajes de fe. ¿Qué le dice eso?
Como menciono en cada ordenación, cada persona viene con una historia diferente. Cada persona tiene diferentes fortalezas. Somos bendecidos por la diversidad de culturas que tenemos en nuestro presbiterio, así como en el seminario. A veces, la gente critica a las diócesis por su gran diversidad de sacerdotes, pero no olvidemos que, somos una Iglesia universal, y es importante que, cada diócesis, de alguna manera, refleje esa universalidad. Lo que una cultura y, una raza aporta a la diócesis, se complementa con otras culturas y razas. Durante las últimas semanas, hemos tenido la estatua "Ángeles Desprevenidos" en los escalones de la entrada del Seminario de Notre Dame. La estatua, representa a 160 migrantes, a lo largo de toda la historia, que abandonan sus países de origen en busca de libertad y seguridad. Algunos de los hombres que estamos ordenando, han pasado por arduos viajes por su cuenta, para llegar a los Estados Unidos. Es un testimonio maravilloso, de que estamos llamados, a recibir al extraño.
¿Espero que evalúe a los nuevos ordenandos como un grupo?
Sé que son hombres que, se han dedicado a la oración. Son hombres que, se han comprometido con el programa de formación del seminario. Se han comprometido con la formación humana, la formación espiritual, la formación académica y la formación pastoral. Esas son las cuatro dimensiones de la formación que producen un equilibrio en la vida de una persona y, reflejan su capacidad para servir al pueblo de Dios, la Iglesia. Todos vienen con diferentes dones.
Las ordenaciones de este año, tendrán una congregación mucho más grande de lo que fue posible el año pasado, durante las restricciones del coronavirus.
La ordenación es siempre un momento en el que familiares y amigos, de cerca y de lejos, pueden reunirse y, hablar con su presencia, en nombre del pueblo de Dios. No solo felicitamos a estos hombres; damos gracias a Dios por ellos. Damos gracias a Dios por su vocación. Agradecemos a Dios por sus familias, y por cualquier persona en sus vidas que los haya ayudado a formarlos, y a despertar el llamado. La Catedral estará llena este año y, será una gran bendición.
Algunos de los nuevos ordenandos provienen de países latinoamericanos, donde el español fue su primer idioma. Sé que ha dicho que no están ordenados únicamente para ejercer el ministerio hispano parlante.
Tenemos la bendición de tener muchos grupos étnicos diferentes, y diferentes etnias representados en los sacerdotes de la arquidiócesis. Pero solo porque una persona pertenece a un grupo étnico o raza en particular, no se limita a servir a esa cultura en particular. Cuando sea posible, nos gustaría que sirvieran en parroquias multiculturales. Aunque siempre tendrán un amor especial en su corazón por su propia gente de donde vinieron, están ordenados para todo el pueblo de Dios en la arquidiócesis. La promesa de obediencia que toman en la ordenación diaconal, y en la ordenación al sacerdocio es que, irán donde haya una necesidad, y no, donde haya una preferencia particular. Pido a todos los Católicos de la arquidiócesis que, oren por estos hombres y, por su perseverancia en sus vocaciones.
Las preguntas para el arzobispo Aymond, pueden enviarse a: [email protected].