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¿Podría dar una breve descripción, de lo que ha visto durante sus visitas pastorales, posteriores a Ida en la arquidiócesis?
Ha habido una destrucción increíble. En algunas áreas, me parecería que esto era igual a Katrina, con menos inundaciones, pero daños terribles por el viento. Todas las parroquias de la arquidiócesis, se han visto afectadas, pero algunas se han visto gravemente afectadas, con varios edificios dañados. Pero aún más importante y urgente que eso, es el número de personas que han perdido sus casas y, que pasarán mucho tiempo reconstruyendo sus hogares y, de alguna manera, sus vidas.
¿De qué habla, cuando se encuentra con la gente?
Sigo escuchando la palabra “fortaleza”, que somos personas muy fuertes. Y eso es muy cierto. Pero, creo que es más exacto decir que, somos personas de fe. Lo he escuchado de mucha gente. Me han dicho que lo han perdido todo, pero son solo posesiones materiales. Me han dicho: “Todavía tengo mi vida, todavía tengo mi familia, todavía tengo mi fe”.
¿Cuál considera que es la primera responsabilidad de la arquidiócesis, cuando ocurre un desastre natural como este?
Necesitamos estar ahí para la gente. A veces, no podemos hacer mucho más que caminar con ellos, pero es importante poder hacerlo. Eso es lo que haría Jesús.
Había una foto de usted y, otros miembros del personal de Caridades Católicas, cargando las maletas de algunas de las personas que salían de la ciudad en autobuses después de la tormenta, para llegar a un refugio estatal.
Creo que es importante, acompañar a las personas en su dolor e incertidumbre. Esa es la dimensión espiritual de nuestra respuesta. Eso es lo que el Señor Jesús, nos llama a hacer.
¿Le ha impresionado la respuesta, no solo del clero y los religiosos, sino también, de los feligreses?
El clero, y las muchas personas que trabajan con ellos, de manera particular, los líderes laicos en las parroquias, han ido más allá del llamado del deber. En todas las parroquias donde he estado, ciertamente me he reunido con el clero, pero los líderes laicos, han estado soportando igualmente la carga de las vidas de las personas y sus pérdidas. Hemos trabajado muy, muy de cerca con nuestro personal diocesano, especialmente con el personal de Catholic Charities y Second Harvest Food Bank mientras visitamos muchos sitios. Todos hemos trabajado en colaboración.
Muchas parroquias eclesiásticas, han sido lugares de distribución de suministros y alimentos.
Hemos abierto todas nuestras parroquias para estar disponibles para eso. Muchas de las contribuciones de alimentos y suministros, provienen de fuentes locales. Incluso, hemos tenido furgones de California que, han vinido hasta aquí.
También, hay que tener en cuenta, el gran daño en la Diócesis de Houma-Thibodaux, que sufrió la peor parte de Ida.
Hemos estado hablando con el Obispo Fabre, con regularidad. No hay duda de que el impacto fue mucho mayor en el área de Houma-Thibodaux, que en el área de Nueva Orleáns. El Obispo Fabre me dijo que, ha sido realmente abrumador para su gente. Yo diría que, ha sido golpeado de manera similar a la forma en que Lake Charles fue golpeado el año pasado, por el huracán Laura. Es abrumador.
¿Qué pueden hacer las personas, en respuesta a apoyar los esfuerzos de socorro?
Creo que la mejor manera de hacerlo es, a nivel parroquial local. Coordinamos las cosas a través de Catholic Charities y Second Harvest, pero la forma ideal de contribuir realmente es, a nivel parroquial local. También, estamos recibiendo contribuciones financieras, que se utilizarán para comprar alimentos y suministros, y ayudar con las diversas necesidades que tiene la gente. Los obispos de Estados Unidos han autorizado una segunda colecta para desastres naturales que, se realiza en todo el país, y han subrayado que, una cantidad específica, se utilizará para Nueva Orleáns y para Houma-Thibodaux.
Cuando ve la intensidad, y la frecuencia de estas tormentas, ¿qué pasa por su mente?
Eso da miedo. Nos hace darnos cuenta de que, ciertamente no tenemos el control de la naturaleza, y la naturaleza sigue su curso normal. La madre naturaleza, puede ser muy destructiva, y causar mucho dolor y sufrimiento en la vida de las personas. Necesitamos estar allí para caminar con la gente, orar con ellos y, apoyarlos.
Las preguntas para el Arzobispo Aymond pueden enviarse a [email protected].