Recibir la vacuna de COVID, es un ‘acto de caridad’

Muchos de ustedes recordarán que, tuve COVID en los primeros meses de la pandemia. Mis síntomas fueron leves, incluida fiebre alta y, pérdida del gusto y, el olfato, pero pude recuperarme rápidamente. Mis oraciones  permanecen con aquellos que han muerto y, aquellos que todavía luchan por recuperarse.

Aunque ya había tenido COVID, por consejo de mi médico, pude recibir la vacuna COVID-19 y completé ambas dosis. Los funcionarios de salud, han pedido incluso, a aquellos que han tenido COVID, que consideren la vacuna, ya que hay evidencia que dice que, la inmunidad del propio cuerpo, no durará tanto como la inmunidad de la vacuna.

Creo firmemente que, cualquier persona que esté en condiciones de recibir la vacuna, debería considerarla seriamente, pero entiendo que, recibir la vacuna es, una cuestión de conciencia. Me uniré con otros líderes religiosos de la comunidad, en una campaña de servicio público, producida por la ciudad de Nueva Orleáns titulada, "Sleeves Up, NOLA" que, alentará a las personas a considerar vacunarse. Como creo que la vacuna nos ayudará a controlar la pandemia y, proteger a las poblaciones vulnerables, considero que, recibir la vacuna, es un acto de caridad, pero nuevamente, reitero que, esto es una cuestión de conciencia.

Permítame compartir con usted, mi experiencia desde una perspectiva personal.

Tengo más de 70 años, por lo que califiqué como receptor de la vacuna, según los criterios establecidos por las autoridades médicas, federales, y estatales.

Pude recibir la vacuna Pfizer. Tanto las vacunas Pfizer, como Moderna, han sido revisadas y aprobadas éticamente por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y, el Centro Nacional Católico de Bioética. Actualmente, estamos esperando revisiones de otras vacunas que pueden recibir aprobación y, tan pronto como esa información esté disponible, la compartiré con usted.

  Me asombró la eficacia del proceso de vacunación. Para cada dosis, solo tomó unos minutos iniciar sesión, y recibir la inyección. Después de recibir ambas dosis, el personal médico me pidió que esperara unos 15 minutos para ver si tenía alguna reacción a la vacuna, que no tuve. No he tenido problema o problemas, con los efectos secundarios desde que recibí la vacuna, y en comparación con tener COVID nuevamente, preferiría la inyección.

Como nación, queremos controlar esta pandemia y, devolver la vida a la normalidad. Yo, por mi parte, anhelo el día en que nuestras Iglesias, puedan volver a estar llenas, y el distanciamiento social, y el evitar las reuniones con familiares y amigos, sea cosa del pasado. Se ha demostrado que las vacunas que se han producido son seguras y eficaces, para crear inmunidad contra COVID; por lo tanto, creo que este es un medio para hacer avanzar a nuestra nación en la lucha contra el coronavirus.

Mientras esperamos que haya más dosis de la vacuna disponibles, y más personas tengan la oportunidad de vacunarse, animo a todos a que consideren seriamente recibir las vacunas, consultando con sus proveedores de atención médica, e informándose sobre la ciencia detrás de la vacuna. Si su conciencia está de acuerdo, por favor siga los pasos para vacunarse cuando llegue el momento.

Hasta entonces, continúe usando una cubierta facial, practique el distanciamiento social y, lávese las manos con regularidad, para evitar la propagación del COVID. Estos tres sencillos pasos, son un acto de caridad hacia nuestro prójimo.

Les pido que, eleven en oración a los valientes trabajadores de la salud que, han seguido tratando a los pacientes con cuidado y dignidad, a pesar del peligro para su propia salud y, bienestar. Su ejemplo desinteresado, ha sido un acto de caridad supremo.

Que Dios continúe protegiéndonos durante esta pandemia como nos ha prometido.

Las preguntas para el Arzobispo Aymond pueden enviarse a: [email protected].