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Por Arzobispo Gregory M. Aymond
Clarion Herald
La fase diocesana del sínodo global del Papa Francisco, llegó a su fin durante el verano. ¿Podría resumirnos lo que se hizo localmente?
El Papa Francisco convocó a un Sínodo global sobre la Sinodalidad, que comenzó en octubre del año pasado y, concluirá en 2023. La Fase Diocesana, pidió a los obispos locales que, promulguen diferentes formas de escuchar al pueblo de Dios en sus diócesis, con un enfoque particular en, la invitación a los que están alejados. A nivel local, el coordinador del sínodo, llevó a cabo una serie de sesiones de escucha, muchas de las cuales, yo formé parte. También, hubo acceso en línea, disponible para que las personas hicieran oír su voz. Toda esta información, se sintetizó en un informe que se finalizó y, se presentó a la USCCB en julio.
¿Quiénes son algunos de los “grupos privados de derechos” que participaron en el proceso del sínodo?
Hubo una invitación muy específica a los jóvenes Católicos, para que trajeran a un amigo que no fuese Católico activo, a una de las sesiones de escucha. Esta fue una experiencia muy humilde, ya que las personas que aceptaron la invitación, vinieron con mucha emoción y enojo hacia la Iglesia. Fue bueno que se escucharan sus voces, y espero que, para todos los participantes esta haya sido una oportunidad de experimentar una Iglesia pastoral y solidaria, que realmente escucha, y quiere escucharlos. También, hubo conversaciones y sesiones con grupos de diversos orígenes raciales, líderes ecuménicos, la comunidad LGBTQ+ y varios grupos de edad.
¿Cuáles fueron algunos de los temas claves, que surgieron en las conversaciones?
Hubo seis temas claves que surgieron una y otra vez en nuestras conversaciones. A saber:
Inclusión: una necesidad de invitación personal, para participar y ofrecer un “asiento en la mesa”, para aquellos con quienes no estamos de acuerdo;
Predicación: hacer que las homilías sean prácticas para la vida cotidiana, y ofrecer oportunidades para una mayor participación de los laicos en el ministerio;
Sensibilidad hacia los marginados: fomentar una preocupación genuina, y la reconciliación por aquellos que han sido heridos por la Iglesia, y desafiar a los líderes de la Iglesia a dedicar más tiempo para llegar a ellos;
Reconciliación y rendición de cuentas: la Iglesia debe continuar reconociendo sus fallas, y ser más transparente en todos los niveles de gobierno;
Apoyo a diversos enfoques de la eclesiología y la espiritualidad: celebrar la unidad en la diversidad, y evitar la división política; y
Asuntos relacionadas con la pandemia: se agradece la necesidad de invitar a las personas a volver a los sacramentos, mientras se evita la división causada por la pandemia, y se reconoce la renovación Eucarística, después de los cierres.
¿Qué sucede después con el sínodo?
A diferencia de nuestro sínodo arquidiocesano en 2016, no hay pasos de acción, o planes concretos próximamente, para nuestra Iglesia local. Más bien, esta información fue recopilada y reportada a la USCCB, quien hará un informe nacional al Vaticano. A partir de ahí, escucharemos del Santo Padre, más sobre lo que hemos aprendido y lo que estamos llamados a hacer como Iglesia global, para responder al sínodo. Dicho esto, aprendimos mucho de nuestro trabajo sinodal aquí, y he discutido cómo podemos comenzar a abordar algunos de estos seis temas claves, con los que están en el ministerio. Sigamos orando por la guía del Espíritu Santo, por nuestra Iglesia local, y para nuestro Santo Padre y la Iglesia Universal.
Las preguntas para el Arzobispo Aymond pueden enviarse a:clarion [email protected].